Té para doscientos
Donald está preparando un pequeño picnic cuando ve pasar a unas hormigas. Decide burlarse de una de ellas apilando mucha comida sobre él. La hormiga finalmente tropieza, pero se da cuenta de que Donald está sentado en una verdadera mina de oro. Reúne a sus compañeras hormigas, y mientras Donald está durmiendo la siesta, lo llevan a un acantilado y lo dejan caer al río.