I Am Not a Witch
Después de un incidente banal en su aldea local en África, la niña de 8 años Shula es acusada de brujería. Después de un breve juicio, es declarada culpable, llevada bajo custodia estatal y exiliada a un campamento de brujas en el medio del desierto. En el campamento, participa en una ceremonia de iniciación en la que se le muestran las reglas que rodean su nueva vida como bruja. Al igual que los otros residentes, Shula está atada a una cinta que está unida a una bobina que se posa en un árbol grande. Le dicen que si alguna vez corta la cinta, será maldecida y transformada en una cabra.