Le llamaban J.R.
J.R. lleva una vida modélica; hombre de valores tradicionales, vive con sus padres en la casa de guardas de un gran cortijo andaluz, mientras estudia para seminarista. Pero un nuevo mundo aparece frente a él cuando recibe la noticia de haber heredado la inmensa fortuna de un rico terrateniente, el marqués de Puerto Espiche. Negocios fraudulentos, estafas, sobornos y bellas mujeres entran en la vida de J.R. llevándole por un nuevo camino que choca totalmente con sus anteriores preceptos seminaristas.