Prisioneros del cielo
Dave Robincheus (Alec Baldwin), ex-detective de homicidios y ex-alcohólico, trata de cambiar su vida y, dejando Nueva Orleans, se instala con su mujer Annie (Kelly Lynch) en la tranquila Lousiana, donde se hace cargo de un negocio de alquiler de barcos. Un día se estrella un avión ante los ojos de la pareja. Sólo sobrevive una niña, de la cual se harán cargo Dave y su Annie. Cuando el FBI asegura que en los restos del aparato no había un cuerpo que Dave vio claramente, se despierta su instinto de policía.