Nuestros labios están sellados
Maddie y Abby son dos hermanas que por casualidad se convierten en testigo de un crimen. Aunque al principio están demasiado asustadas para contarle a la policía lo que han visto, los delincuentes prefieren asegurarse de que se mantienen en silencio para siempre. El FBI sabe que el testimonio de las niñas será vital en el juicio, así que las dos hermanas entran a formar parte del Programa de Protección de Testigos.