Las ovejas no pierden el tren
Luisa y Alberto se han visto obligados a irse a vivir al campo, pero la idílica vida rural enseguida empieza a mostrar su cara menos amable. A pesar de que la pareja no atraviesa por sus mejores momentos, Luisa está obsesionada con tener un segundo hijo, aunque el precio sea el sexo más apático imaginable. Quien ni se plantea pisar el campo es Juan, el hermano de Alberto, periodista en horas bajas que, con 45 años, sale con Natalia, una joven entusiasta de 25 años en la que Juan ve una tabla de salvación. Por su parte la hermana de Luisa, Sara, está acostumbrada a canalizar su ansiedad a través de los hombres, con quienes no acaba de encajar, hasta que aparece Paco, un periodista deportivo que parece incluso dispuesto a llevarla al altar. O eso cree ella...