The Guerilla Fighter
Un activista político se escapa de la furgoneta de la prisión y se refugia en un elegante apartamento propiedad de una joven sensible. Ambos son rebeldes: el activista contra la traición política y el otro a nivel social. Ambos son contrarios al estado de cosas mal organizado. Estando en confinamiento solitario, el fugitivo se involucra en la autocrítica y, en el proceso, cuestiona el liderazgo. Las preguntas no son permitidas, se ha de obedecer lo que es obligatorio. El disgusto lleva a la amargura, la amargura a la grieta total. La lucha tiene que continuar, tanto para el activista político, ahora segregado, como para la mujer en el exilio.