Más peligrosas todavía
Una serie de accidentes inexplicables ocurren a las personas y empresas responsables del desarrollo del SST1. Hugh Drummond es enviado a investigar y, con la ayuda de otro agente, descubre un complot planeado por Carl Petersen, quien va a ganar ocho millones libras si el avión no está listo en una fecha determinada. El malvado Petersen ha desarrollado una serie de androides (hermosas chicas con "cerebros electrónicos") para ayudarle a sabotear el proyecto SST1, por medio de "infrasonido" (extrema frecuencia de las ondas de sonido de baja) que se pueden dirigir a las personas u objetos con resultados devastadores.