Demonlover
Diane trabaja para el Volf Group, una multinacional que está a punto de comprar una firma japonesa (Tokyo Anime), que está revolucionando el mercado con sus dibujos animados porno en 3-D. Una de las dos compañías que se disputan los derechos de difusión por Internet del material recién adquirido por Volf contrata a Diane como espía industrial. La otra compañía está involucrada en varias websites ilegales dedicadas a la ultraviolencia y la pornografía. Diane pronto se verá sumergida en una trama de amenazas y enrevesados intereses.