Se escucha una voz que dice “Arranca que lo limpie” y un auto que acelera. Una cancha de basket, una mesa familiar, un colegio y una plaza comienzan siendo simples espacios vacíos, a los que se irán sumando personajes para que cobren vida poco a poco, pero siempre con una ausencia de por medio. Este cortometraje nos adentra en un recorrido por la vida de Franco, un joven de 16 años que disfrutaba como cualquier otro, junto a su familia y amigos, haciendo lo que más le gustaba y recorriendo los lugares que solía habitar. Varios canales televisivos comienzan a presentar los casos de jóvenes asesinados, cuyas familias buscan justicia. A raíz de esto, el caso de Franco Castro López sale a la luz. Noticias, testimonios, voces, fotos y videos nos marcan hoy, a más de diez años después de su asesinato, al igual que los carteles con su rostro que empapelaron Mar del Plata en 2010, con la esperanza de que fuera el último.