Hasta el fin del mundo
1999. Mientras conduce, una mujer (Dommartin) choca con el coche de unos delincuentes que acaban de atracar un banco y que la obligan a colaborar con ellos en el traslado del dinero a un lugar de París. En el trayecto, conoce a Sam (Hurt), un fugitivo perseguido por la CIA, que le explica que los delitos que le imputan son falsos y que lo que, en realidad, quieren es arrebatarle un invento de su padre que permite revisar los sueños.